A veces me invade la cosa esta gris de mierda. No sé de dónde ha salido ni qué viene a hacer aquí. Me obliga a revisar mi vida para ver qué coño pasa convencida de que una no siente esto cuando todo va relativamente bien. Miro fuera pero el problema me habita dentro. ¿Cómo puedo amar tanto la vida y, a su vez, verme perseguida por una cosa gris de mierda que me lleva a quedarme encerrada en casa días y días? No lo sé. Reviso y sí, tengo la regla, estamos en el ciclo de luna llena, y sí, estoy de evaluaciones. Aun así, y si es eso (y solamente eso), no quiero que esta cosa gris de mierda me venza y haga que mire de otro modo al mundo. Te juro que no me gusta la Iris que sale con él cuando esta cosa gris de mierda se me mete dentro. Saber que no sé qué más puedo hacer para ser capaz de convivir entre otra gente sin estos episodios, me llena de impotencia y la intensidad del gris aumenta. Cada gris pienso en abandonar o en soltar (no sé cuál de las dos es la palabra indicada). Para ser sin la mirada ajena, para estar en paz sabiendo que no tengo por qué cruzarme con nadie por casa, por la calle ni por los pasillos si no me da la gana. Para no sentir cada vez que me invade la cosa esta de mierda gris que, de hecho, me ha invadido. Para no recibir una mirada de sospecha cada vez que estoy callada o que me cambia la mirada. Me agobia. Me agota que, cuando estoy así, uno que parece que nunca siente nada a no ser que yo le fuerce a ello convencida de historias (que, seguramente serán proyecciones), me mire con cara de preocupación. Igual es normal estar triste de vez en cuando, ¿no?
Joder.
Y entonces, recuerdo que estoy aquí, que tengo que corregir, que el mundo se ha ido y llegará tan tarde que puedo estar perfectamente en la cama cuando llegue, ¡y que estoy avanzando en muchas cosas! Estoy aprendiendo a poner límites, he lidiado con varios duelos potentes, he reconocido la potencia del fuego en mis bragas y he descubierto en ella la necesidad de proyectarlo de muchas formas distintas, llenas de colores. Y joder, que hace seis años que vivo sin él.
¿Qué más tiene que pasar para que pueda pintar con su gris?
